Si quieres formar parte de la Casa de Retiro para Poetas Incurables, envía una muestra de tu trabajo poético, una breve ficha biográfica y una fotografía a poesia@kalaeditorial.com

lunes, 18 de agosto de 2008

Andrés Cisneros de la Cruz




Nació el 23 de marzo de 1979 en la Ciudad de México. Estudió Letras y Literaturas Hispánicas en la UNAM, y Comunicación Social, en la UAM Xochimilco. Tiene un libro publicado Vitrina de últimas cenas (Coedición Editorial Andrógino y Editorial Versodestierro, México, DF, Colección Las cenizas del Quemado, febrero 2007). Premios: Obtuvo mención honorífica en el concurso nacional de poesía Jaime Sabines (1999) y otra en el concurso de poesía del Foro Cultural El Laberinto (2004). Ha sido incluido en las antologías 24 años, 24 poetas del Chopo en la Ciudad del México, Encuentro de Escritores del Oriente del Valle de México (2005), Descifrar el laberinto (2005) y en la memoria del IV Encuentro Internacional de Escritores, en homenaje a Andrés Henestrosa, Salvatierra, Guanajuato, México 2007. Actualmente es editor de la revista Versodestierro y consejo editorial de Metáfora, hoja de poesía.


Vitrina de la florescencia

(1) gotas de sangre embarradas
alrededor de la herida

(2) diminutos triángulos de vidrio
en la planta de un pie

(3) tierra limpia dentro de la sangre
roja oscuridad seca, la pulsión de la noche

(4) noche de palmeras solas
azotándose como oleaje contra el viento

(5) la tormenta gritándole a los peces
los peces internos, dormidos en la ballena

el único lugar para permanecer de pie se ha hundido

en la selva el ruido es silencioso
preciso es el escándalo de los insectos

los ventiladores no espantan a los moscos
compite su aleteo

algo está rugiendo delante de mi choza
soplando con aliento de ventisca

el escupitajo del cielo cayó justo en medio del mundo
y salpicó la comida la memoria de un cuerpo muerto

entre los surcos meto la mano
y saco un puñado de flácidos glandes terrosos

es mi decisión mascarlos
pajaritos o derrumbes en el agujero de una tumba

derrumbes arcillosos cubiertos de aguamiel
sabor térreo envuelto en el crujiente silbar de las rocas

pequeñas rocas masticadas demolidas
descascaradas piedras a punto de partirse en dos

he preferido siempre comer de la tierra negra
de su sabor mojado que queda después de la lluvia

saborear esta menta azulada del cansancio
en los terrones del fuego leve de lo amargo

la somnolencia de la realidad difuminándose
que delimita cada cosa en radiantes partículas

lúcidas moléculas que se estrellan en las superficies
para llenar de algún sol las partículas coloras

llamas que empiezan a encenderse
en los poros dilatados de la materia

¿carne de los dioses?
(fragmento)

No hay comentarios: